El 29 de septiembre se celebra en todo el mundo el «día del corazón«. La Biblia nos enseña: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23). El corazón representa la esencia interna de cada persona: pensamientos, emociones, deseos y decisiones.
Dios no mira solo las apariencias externas, sino que examina lo profundo del ser (1ª Samuel 16:7). Por eso, cuidar el corazón es fundamental para mantener una vida espiritual sana y alineada con la voluntad de Dios.


Aunque el día del corazón se celebra para recordar los problemas cardíacos que sufren millones de personas, en este breve artículo vamos a ver otra serie de afecciones más profundas que también existen y que afectan al corazón «interno».
El peligro de un corazón endurecido
Así como el corazón físico puede sufrir endurecimiento, el corazón espiritual también puede cerrarse a la verdad de Dios. Faraón en Egipto es un ejemplo de resistencia obstinada (Éxodo 7:22; 8:32). El Salmo 95:7-8 advierte: “No endurezcáis vuestro corazón”. El orgullo y la rebeldía bloquean el fluir de la paz y la bendición divina, igual que el colesterol bloquea la sangre en el cuerpo. Cultivar humildad y obediencia es el primer paso para proteger el corazón.
Soplos espirituales: evitar quejas y murmuraciones
Las quejas, el chisme y los conflictos son como “soplos” en el corazón espiritual que desvían la fe. La Biblia enseña: “Haced todo sin murmuraciones ni discusiones” (Filipenses 2:14). Participar en estas actitudes rompe la confianza en Dios y nos lleva a enfocarnos en lo terrenal. En cambio, se nos invita a vivir agradecidos, confiando en la provisión de Dios en su tiempo (Hebreos 13:5). Gratitud y confianza son la mejor medicina para un corazón sano.
Insuficiencia del corazón espiritual: enojo, tentación y orgullo
La ira, la tentación y el orgullo son señales de un corazón debilitado. Efesios 4:31-32 nos llama a dejar atrás la amargura y ser misericordiosos. El pecado comienza en la mente (Santiago 1:14-16), por eso debemos llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo (2ª Corintios 10:3-5). El orgullo, raíz de la caída de Satanás y del hombre (Génesis 3:5), sigue siendo un gran peligro. La humildad, la mansedumbre y el dominio propio fortalecen el corazón contra estas debilidades.
Pensar en lo correcto: la clave para un corazón protegido
El apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 4:8 que debemos enfocar nuestra mente en lo verdadero, justo y puro. Lo que pensamos moldea nuestro carácter y determina nuestras acciones (Proverbios 23:7). Mantener la mente en las verdades de Dios crea un vallado de protección espiritual. Así, evitamos que el orgullo, la ira o el descontento debiliten nuestro interior.
CUATRO pasos esenciales:
El corazón no solo se refiere a nuestras emociones, sino también a la mente, la voluntad y todo nuestro ser interior. Jesús nos recuerda: “Felices los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (Mateo 5:8). Mantener un corazón puro es esencial para experimentar la presencia de Dios y vivir una vida conforme a su voluntad.
1. Cuidado con lo que hablas
Proverbios 4:24 nos enseña: “Aparta de ti la perversidad de la boca, y aleja de ti la iniquidad de los labios”. Nuestras palabras reflejan nuestro interior y afectan nuestra relación con Dios y con los demás. Pablo nos exhorta a no dejar que salga palabra corrupta de nuestra boca, sino solo la que edifique (Efesios 4:29). Además, debemos alejarnos de la amargura, ira, maledicencia y malicia (Efesios 4:31).
2. Cuidado con lo que ves
Proverbios 4:25 dice: “Tus ojos miren lo recto, y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante”. La Biblia nos advierte que la lámpara del cuerpo es el ojo; si es bueno, todo el cuerpo estará lleno de luz (Mateo 6:22-23). Evitar la exposición a cosas pecaminosas nos ayuda a mantener limpio el corazón y enfocado en Dios.
3. Ten cuidado a dónde vas
Proverbios 4:26 nos instruye: “Examina la senda de tus pies, y todos tus caminos sean rectos”. El corazón influye en nuestras decisiones y comportamientos. Un corazón guardado permite actuar con prudencia y evita acciones impulsivas que nos alejan de la voluntad de Dios. Mantener nuestra dirección alineada con Él protege nuestro caminar espiritual.
4. No desvíes tu camino
Proverbios 4:27 dice: “No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; aparta tu pie del mal”. Cada decisión refleja el estado de nuestro corazón. Mantenerlo limpio nos ayuda a resistir la tentación y a permanecer firmes en el camino de Dios. La obediencia constante y la vigilancia sobre nuestro corazón son esenciales para la vida cristiana.
Un corazón limpio y sano equivale a un camino seguro y a una vida plena
Cuidar el corazón según la Biblia es más que una recomendación: es un estilo de vida. La obediencia, la gratitud, el dominio propio y la humildad son llaves que abren el camino a la paz y la bendición de Dios. Guardar el corazón significa mantenerlo sensible a la voz del Espíritu Santo y firme en la Palabra. Solo así experimentaremos la vida abundante que Cristo prometió.
Guardar el corazón no es fácil, pero como hijos de Dios, llamados y justificados por la sangre de Jesús, debemos mantenerlo puro tomando las decisiones correctas. La oración, el estudio de la Palabra, las buenas obras y la proclamación del evangelio son herramientas para protegerlo. Un corazón guardado nos permite vivir en luz y paz, preparados para recibir a nuestro Señor, que viene pronto.
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